Campañas turísticas estatales en Costa Rica y Brasil perpetúan estereotipos de masculinidad que a la vez generan exclusión.
Esteban Barboza Núñez
Un reciente estudio del Observatorio de Turismo y Migraciones de la Universidad Nacional, en conjunto con el Programa de Posgrado en Turismo de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, publicado en la Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, de España (https://ojsull.webs.ull.es/index.php/Revista/article/view/4098/1860), identificó que las representaciones de hombres en los imaginarios turísticos de ambos países perpetúan estereotipos de masculinidad hegemónica ampliamente cuestionados en las ciencias sociales y las humanidades pero que, de forma sistemática, circulan de forma incontestada, a la vez que diseminan en el marketing turístico de ambos países visiones superadas en otros contextos.
El estudio analizó imágenes de las campañas Vamos a turistear, y Viva de perto (Viva de cerca), ambas de carácter estatal en Costa Rica y Brasil, y dirigidas a potenciales turistas locales para incentivar la práctica de actividades de ocio y recreación en destinos turísticos.
El análisis identificó que, a pesar de ser ambos países multiétnicos y multiculturales, se sigue favoreciendo en ambas campañas un prototipo de turista masculino ideal como joven, blanco, atlético, y que refleja una sociedad heteronormativa y adultocéntrica.
Las cuatro categorías más recurrentes que aparecen en el estudio son el hombre de cuerpo heroico como expresión de dominación y/o exploración y movimiento; el hombre que encarna los ideales occidentales modernos sobre la familia y la heteronormatividad; algunas masculinidades no hegemónicas, encarnadas en hombres que actúan como anfitriones, generalmente negros o mestizos, y que prometen al turista potencial el disfrute de experiencias gastronómicas o musicales; y, finalmente, masculinidades ausentes, u hombres que no aparecen, como hombres mayores o con biotipos no hegemónicos realizando aventuras o hazañas heroicas, hombres negros como aventureros u hombres homosexuales con sus parejas o familias diversas.
Más allá de identificar estas asimetrías, el estudio discute las conexiones entre las imágenes y los imaginarios fomentados, por un lado, y el funcionamiento del sistema turístico, por otro. Se siguen transmitiendo em ambas campañas discursos racistas y clasistas que no dimensionan el turismo como una práctica inclusiva en la que se pueda pensar e imaginar otro tipo de participantes y actividades.
Además de ser, en el caso de Costa Rica, un país que centra sus imaginarios turísticos en la naturaleza y la playa al tiempo que descuida las culturas locales y las experiencias próximas entre turistas y anfitriones, en Vamos a turistear también parece reflejarse la incapacidad de pensar en formas más inclusivas el turismo y los turistas locales.
Lo innovador del estudio también subyace en el análisis de las representaciones de los cuerpos masculinos, menos favorecidos en la literatura especializada que el análisis de las representaciones de mujeres, con un amplio recorrido en la bibliografía de los estudios turísticos.
Se espera que los hallazgos generen la suficiente reflexión para repensar las formas de fomentar ciertas imágenes e imaginarios en el turismo, dado que estas nunca son inocentes, carentes de contenido ideológico, o simples ilustraciones que acompañan un texto. Las imágenes son más bien el motor que pone a funcionar la maquinaria del turismo, y su poder de moldear las prácticas, las inclusiones y las exclusiones es a toda luz incuestionable.