Región Chorotega y turismo: sector inmobiliario emplea el mayor porcentaje de población migrante; actividades de alojamiento y servicios de comidas el mayor porcentaje de población local y mayor número de migrantes

Esteban Barboza Núñez, Jairo Jiménez Torres

7 de junio de 2022.

En un análisis sobre empleos relacionados con la actividad turística en la Región Chorotega, realizado por el Observatorio de Turismo, Migraciones y Sustentabilidad de la Región Chorotega de Costa Rica (OTMS), de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional, a partir de datos de la Encuesta Nacional de Hogares del año 2021, se comprobó que el mayor porcentaje de población migrante, ya sea interna o externa, ocupada en actividades relacionadas con el turismo está en el sector inmobiliario, mientras que el mayor número de trabajadores migrantes se encuentra en las actividades de alojamiento y servicios de comidas.
La muestra de población se dividió en no migrantes, es decir, personas propiamente de la región; migrantes internos, es decir, personas que vienen de otras regiones del país; y migrantes externos, provenientes de otros países.
Las actividades inmobiliarias, que son las que mayor repunte han experimentado a partir del 2021, especialmente en relación con la pandemia de COVID-19, concentran un porcentaje de un 64,06% de personas empleadas de fuera de la Región Chorotega. Del total de trabajadores en ese sector, un 34,58% son migrantes internos, y un 33,37% migrantes externos.
Esta es la actividad económica más lucrativa y la que mayor repunte en términos de precios y demanda ha experimentado en los últimos dos años, como se puede corroborar en reportajes de medios internacionales tan influyentes como The Financial Times, en su artículo Trouble in Costa Rica’s eco-paradise as homebuyers heat up market.

Figura 1. Porcentaje de población migrante y local y ocupación en actividades económicas relacionadas al turismo.

 

Estos números superan ampliamente los porcentajes de pobreza alcanzados en otras actividades económicas relacionadas al turismo, como la construcción, que alcanza un 16, 04% de pobreza; el transporte y almacenamiento, con un 20,09%; y actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas, con un 17,59%. Otras actividades económicas de la región menos vinculadas al turismo, como la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (26.59% de pobreza), o la industria manufacturera (24,46% de pobreza), tampoco llegan a los niveles que alcanzan de las actividades relacionadas al alojamiento y servicios de comida.
Por otra parte, la actividad inmobiliaria no registró trabajadores en pobreza extrema o pobreza no extrema, y el 100% de las 1594 personas ocupadas en estas actividades en 2021 califican como no pobres.
Al verificar datos de otros informes del Observatorio (Empleo en actividades de alojamiento y servicio es el que más creció en la Región Chorotega de 2010 a 2021 y Pandemia refleja un cambio en el porcentaje de ocupación, por sexo, en actividades de alojamiento y de servicio de comidas), cabe recordar que en el año 2021 un 60,47% de las personas empleadas en la actividad de alojamiento y servicios de alimentación en la Región Chorotega eran mujeres; además, fue el sector que más creció en los últimos diez años, y el que más rápido se recuperó tras la pandemia.


De esta información se puede deducir que, a pesar del continuo crecimiento, y a pesar de la rápida recuperación, estos números no se reflejan en el bienestar de las personas ocupadas en este sector. Además, son las mujeres las principales afectadas por los altos índices de pobreza que presenta la población ocupada en esta actividad.


Caso contrario, en una actividad como la inmobiliaria, con un porcentaje de pobreza nulo, se puede observar, según otro informe del observatorio (Sector inmobiliario emplea el mayor porcentaje de población migrante), que está ocupada por trabajadores que, en un 64,06%, provienen de otras regiones del país, o bien de otros países. Además, del total de personas ocupadas en ese sector, un 72,38% son hombres, según datos del 2021. Es decir, la actividad inmobiliaria, de gran demanda incluso durante la pandemia de COVID-19, y que genera la circulación de grandes capitales, es la que menor derrama genera entre las poblaciones locales, y la que menor porcentaje de mujeres emplea.