Datos históricos

a. Primeros pobladores Lo que hoy es la Región Chorotega de Costa Rica, que abarca la provincia de Guanacaste, en el noroeste del país, y los distritos peninsulares de Paquera, Lepanto y Cóbano, en la provincia de Puntarenas (Blanco, 2018), fue posiblemente el primer territorio de lo que hoy es Costa Rica en tener asentamientos humanos. Se estima que hace unos 10.000 años se establecieron en la región los primeros cazadores especializados, que vivían de la pesca, la caza y de la recolección de frutos, raíces y semillas (Monge-Nájera, 2004).

El principal grupo étnico que habitó la región antes de la llegada de los españoles fueron los chorotegas. Aproximadamente entre los siglos VIII y IX de nuestra era se establecieron en la región, procedentes del centro de México, aunque anteriormente ya se habían situado en otras regiones de Centroamérica, específicamente en lo que hoy es Honduras y Nicaragua, en los siglos VI y VII. Por su idioma, cosmovisión, y forma de organización, los chorotegas fueron el grupo culturalmente mesoamericano que se estableció más al sur del continente. En su asentamiento en lo que hoy es Guanacaste, aunque también en algunas partes de la ribera oriental del golfo de Nicoya, los chorotegas desarrollaron una cultura compleja, con aldeas, caciques, sacerdotes, artesanos y otros grupos especializados (Ferrero, 1975). La manifestación cultural más representativa de la región chorotega precolombina, y que llega hasta nuestros días, aparte de su gastronomía, basada en maíz, calabazas y leguminosas, es, sin duda alguna, la alfarería.

A partir de hallazgos e investigaciones arqueológicas se ha trazado cuatro grandes periodos históricos del actual Guanacaste antes del siglo XVI. Dos de esos periodos datan de épocas anteriores a la llegada de los chorotegas. Los otros dos muestran trazos de la cultura chorotega, venida del norte, y de vínculos comerciales entre los pobladores que se asentarían en la región en el siglo IX, y otros grupos ya existentes en la zona, o bien de otras regiones de la actual Costa Rica. El primer periodo es el Tempisque, que va aproximadamente del año 500 A.C al 300 D.C; el segundo es el periodo Bagaces, del 300 al 800 D.C; luego el Sapoá, del 800 al 1350 y que incluye a la incursión de los chorotegas; y, finalmente, el periodo que abarca desde el final de esa fecha hasta el año 1550 (Salas, 2014).

A la llegada de los españoles, a inicios del siglo XVI, en la actual ciudad de Nicoya existía un importante asentamiento humano, con una sociedad compleja y dividida en grupos especializados, según recuentos de conquistadores y exploradores españoles como Gil González Dávila, Gonzalo Fernández de Oviedo y Juan López de Velasco. Sin embargo, en un periodo muy corto de tiempo, específicamente de 1529 a 1557, la población de Nicoya había sido decimada en un 80%, tanto debido a enfermedades traídas por los españoles como por la exportación de esclavos a Panamá y Perú (Sibaja y Zelaya, 2015).

b. Periodo colonial

El territorio que comprende la actual Región Chorotega fue integrado a la recién creada provincia de Nicaragua mediante una Real Cédula del 21 de abril de 1529 (Sibaja y Zelaya, 2015). Cabe aclarar que en ese entonces la provincia de Costa Rica aún no existía, y la comunicación y el intercambio de bienes era más práctico entre Nicoya y León y Granada, que entre Nicoya y el resto del actual territorio costarricense. Los límites entre Nicoya y Costa Rica no serían definidos formalmente hasta finales del siglo XVI. A finales de ese mismo siglo y a inicios del siglo XVII se establece un incipiente comercio entre Nicoya y Panamá, que ya se había convertido en un importante lugar de paso en el imperio español, principalmente debido a la extracción de plata en Perú. Nicoya exportaba productos como el maíz, miel, telas, y sal, entre otros, principalmente en forma de tributo de los indígenas a sus encomenderos y a la corona española.

En el siglo XVIII el sebo se convierte en el principal producto de exportación de Nicoya, y sienta las bases para las futuras grandes haciendas ganaderas. El crecimiento del comercio de sebo y cuero también contribuyó al crecimiento demográfico de la región, y a la fundación de nuevos asentamientos, específicamente Santa Cruz, Cañas y Guanacaste (la actual Liberia). Todo esto sucedió a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Durante ese siglo Nicoya fue un Corregimiento o Alcaldía Mayor, dependiente, desde la perspectiva eclesiástica, de la diócesis de León -al igual que Costa Rica- y administrativamente de la Audiencia y Capitanía General de Guatemala. Las autoridades eran nombradas por la corona española, y solo se permitía a la Capitanía el nombramiento de cargos interinos (Sibaja y Zelaya, 2015).

Sin embargo, y como parte de las reformas borbónicas y de la implantación del sistema de intendencias, en 1787 Nicoya pasó a ser un partido, integrante de la Intendencia de León. Si bien es cierto Costa Rica también pasó a quedar sujeta a dicha Intendencia, especialmente desde el punto de vista hacendario, mantuvo su rango de provincia precisamente debido a su lejanía. Entonces, a partir de ese año, la autoridad máxima de Nicoya fue ejercida por un funcionario subalterno del intendente de León, que recibía el título de subdelegado.

c. Anexión a Costa Rica

En 1813 la provincia de Costa Rica pretendía llevar un representante a las Cortes de Cádiz, que se habían instalado dos años antes como asamblea constituyente en España, y que contaba con representantes de todas las colonias españolas. Sin embargo, el requisito para que una división administrativa tuviera un representante era que esta tuviera un mínimo de 70.000 habitantes. En caso de que una provincia no tuviera ese mínimo, se le asignaría la jurisdicción más próxima con tal de que se contara con la cantidad mínima de pobladores. En esa línea de eventos y requisitos, en 1813 el gobernador de Costa Rica, Juan de Dios de Ayala y Toledo, escribe una misiva a la Audiencia de Guatemala, en la que propone la asignación a la provincia de la población de Nicoya para así poder elegir un diputado ante las Cortes de Cádiz. Este hecho político hace más fuerte la vinculación entre Nicoya y Costa Rica, hasta que, en 1821, el año de la independencia de Centroamérica, ya los lazos eran bastante sólidos. Incluso después de la independencia, Nicoya siguió enviando representantes a Cartago. A esto se aunó el hecho que, desde el punto de vista económico, ya desde finales del siglo XVIII e inicios del XIX se intensifica el comercio entre Nicoya y Esparza, y el resto de la provincia, aunque Guanacaste (la actual Liberia) mantuviera mayores vínculos con Nicaragua.

Finalmente, el 25 de julio de 1824 se decide en Nicoya la incorporación a Costa Rica. En el acta se señalan razones como las ventajas comerciales, los beneficios económicos y administrativos, y el estado de guerra y convulsión que se vivía en Nicaragua. Tres días después se produce una deliberación similar en Santa Cruz, y se llega al mismo resultado.

d. Principales unidades de producción antes de la era del turismo Desde los XVII y XVIII la ganadería se instala como la principal unidad de producción de la región Chorotega. Para 1751 diez haciendas concentraban el 54% de las cabezas de ganado de lo que hoy es Guanacaste (Matarrita, 1980). Durante el periodo colonial, la agricultura fue menos importante y estuvo destinada a la auto subsistencia y abastecer expediciones que transitaban rumbo a Nicaragua, Costa Rica o Panamá (Sequeira, 1985).

A finales del siglo XIX e inicios del XX se establece la explotación minera en el actual cantón de Abangares. Esta unidad de producción se da a través de contratos de colonización y usufructo en los que se otorgan grandes ventajas a contratistas extranjeros como Minor C. Keith, entre otros, para que llevaran a cabo la extracción del metal precioso (Castillo, 2009).

Una vez entrado el siglo XX se introduce el cultivo de la caña de azúcar y el algodón como principales fuentes de riqueza en la región. Estos cultivos se establecen en territorios parcelados a partir de las grandes haciendas coloniales, que, a pesar de haber sido divididas, algunas de ellas en muchos casos superaban, a inicios del siglo pasado, las 10.000 hectáreas, lo que perpetuaba el patrón extremamente desigual de tenencia de tierra (Edelman, 1987).

Características naturales

a. Geomorfología

Hace unos 80 millones de años, en el periodo Cretáceo Superior, lo que hoy es el territorio de la Región Chorotega se limitaba a una pequeña isla en la actual península de Nicoya; el resto era mar. Hace alrededor de 50 millones de años esa pequeña isla comienza a crecer, hasta que, hace unos 11 millones de años, en el periodo Terciario Superior, ya había dos pequeñas islas. Hace unos dos millones de años, finalmente, durante el Plioceno, la actual Guanacaste ya había emergido del mar (Monge-Nájera, 2004).

Para el periodo del Pleistoceno, hace aproximadamente un millón de años, en la región se desarrollan bosques perennifolios, con higuerones, mangles, y tal vez Anacardium. También existían leguminosas, zacates y abundantes helechos. En la actualidad en la parte este de la región se encuentra la Cordillera Volcánica de Guanacaste, con macizos como el Rincón de la Vieja, el Tenorio o el Miravalles. Por la parte oeste, a lo largo de la península de Nicoya se encuentra una topografía bastante accidentada, con cerros que no superan los 800 metros. En el centro de la región se encuentra el valle del Tempisque, de terrenos bajos donde se encuentran grandes humedales de gran importancia ambiental.

b. Clima

El clima en la Región Chorotega es subhúmedo, con largos periodos de estación seca, que va desde mediados de noviembre hasta inicios de mayo. La vegetación es caducifolia, y desprende el follaje durante los meses de estación seca, en los que las temperaturas suben considerablemente, principalmente en los meses de febrero, marzo y abril, cuando se alcanzan casi 40 grados centígrados. El resto del año presenta altas precipitaciones, que a menudo causan inundaciones en tierras bajas, especialmente en el Valle del Tempisque.

c. Biodiversidad

La Región Chorotega tiene una alta biodiversidad. En esta región se pueden encontrar bosques húmedos y nubosos, sobre todo en las partes más altas de la Cordillera de Guanacaste; humedales, alrededor del río Tempisque, con bosques de mangle; bosque tropical seco caducifolio y sabanas. También existen ecosistemas marinos, tanto en el golfo de Nicoya, como en el océano Pacífico. En la región existen 163.000 hectáreas de áreas protegidas y se ha documentado 335.000 especies de organismos terrestres, es decir, un 2.6% de la biodiversidad mundial. Es un hecho que en Guanacaste existen más especies terrestres que todas las que existen en el norte de México, Estados Unidos y Canadá juntos (Área de Conservación Guanacaste, 2019).

Características demográficas, migraciones y turismo

a. Características demográficas y migraciones La región contaba con una población de 327.000 habitantes según el censo nacional de población del año 2011. Esa cantidad representa un 7,6% del total de la población del país. Un 49.5% de los habitantes son hombres, un 50.5% mujeres. Un 55% de la población es urbana, un 45% rural. Tiene una densidad de 32 habitantes por kilómetro cuadrado. Está conformada por 11 cantones y 59 distritos (Instituto Tecnológico de Costa Rica, 2019).

La Región Chorotega cuenta con un 39.1% de población pobre, 14.6% de población viviendo en la pobreza extrema, 34,5% de hogares pobres, 12.6% de hogares en pobreza extrema, y un 44.1% de hogares pobres con jefatura femenina (Plan de Desarrollo 2030 Región Chorotega, 2014). La tasa de mortalidad infantil fue, en el año 2012 de 9.9%, frente al 8.7% a nivel nacional.

La región cuenta con 573 centros educativos, de los cuales 492 se dedican a la educación primaria y 81 a la educación secundaria. El Instituto Nacional de Aprendizaje cuenta con una unidad regional. También existen diez sedes universitarias, cinco estatales y cinco privadas. La región tiene un 3% de población analfabeta (Plan de Desarrollo 2030 Región Chorotega, 2014).

La Región Chorotega cuenta con un 7.9% de población migrante extranjera, y un 15% de población migrante de otras regiones del país (Informe Nacional de Migración e Integración en Costa Rica, 2011). Esto hace que la cuestión de las migraciones, su impacto en el devenir regional, y su estudio sean de suma importancia. La migración en la región es diversa desde la perspectiva cultural y económica. Hay migración norte sur, especialmente en las costas, con el turismo residencial y las inversiones desde el norte global; migración temporal y permanente desde Nicaragua, principalmente dedicada a trabajos de menor remuneración en la actividad turística, la construcción y los agronegocios; migración desde el Valle Central, especialmente importante a partir de finales del siglo pasado e inicios del presente, en actividades profesionales relacionadas con servicios; y, finalmente, migración de retorno. Este último aspecto es un factor que se ha estado dando en los últimos años, en los que la región ha dejado de ser expulsora de población y más bien se está convirtiendo en receptora de migrantes, muchos de ellos de retorno (Jiménez, 2017).

b. Desarrollo turístico

En la década de los 60 del siglo XX, una vez inaugurada la carretera interamericana norte, hacía más rápida la comunicación entre Guanacaste y el resto del país, y sustituía las viejas rutas de cabotaje a lo largo del río Tempisque y el golfo de Nicoya, un incipiente desarrollo turístico comienza a ocurrir en la Región Chorotega. Pueblos costeros de pescadores como El Coco o Tamarindo comienzan a recibir veraneantes, ya sea en casas de veraneo o en los primeros hoteles que se construyen en esos lugares, a finales de los años 60 e inicios de los 70, entre ellos el Tamarindo Diriá.

En 1979 se aprueba la Ley 6370, que crea el primer polo turístico de la región y del país, en el golfo de Papagayo. A través de esa Ley se asegura una porción de terrenos frente al mar para uso exclusivo del turismo, se expropia fincas a dueños locales, y se dota el terreno comprendido de la infraestructura necesaria, como caminos, electricidad, agua potable, y un aeropuerto internacional en Liberia.

En los años ochenta el crecimiento hotelero y residencial continua a un paso estable y se extiende a otros cantones de la región. Sin embargo, en la década de los noventa se da un crecimiento exponencial de desarrollos inmobiliarios, de hoteles y segundas residencias, al punto que, a comienzos del siglo XX, antes de la crisis mundial del 2008, la región concentraba un 29% de la inversión extranjera directa del país (Cañada, 2011). Toda esta inversión, sobre todo en las costas, sin embargo, no se ha traducido en una reducción de la pobreza en la región, que sigue teniendo índices de bienestar y desarrollo humana muy por debajo del promedio nacional (Barboza, 2020). El acelerado desarrollo turístico en las costas de Guanacaste más bien ha sido detonador de conflictividad ambiental, social, disputas por recursos naturales y territorios, precarización del trabajo, desarrollo vertical desde una perspectiva e intereses externos a la región y aumento de la desigualdad, entre otros.

En la Región Chorotega se han desarrollado también otros tipos de turismo, aparte del residencial y el de sol y playa en sus costas. En las partes aledañas a los volcanes de la cordillera volcánica de Guanacaste, cerca de volcanes como el Miravalles o el Rincón de la Vieja, existe una incipiente oferta de turismo ecológico, y de aprovechamiento de aguas termales. Lo mismo ocurre en Tilarán y sus alrededores, en donde se aprovecha la belleza escénica alrededor del lago Arenal, y se llevan a cabo emprendimientos a menor escala. En el valle del Tempisque, en las veras del río del mismo nombre, se da también turismo ecológico, de observación de aves, cocodrilos, y otras especies nativas. Toda la región tiene mucho potencial para el turismo rural y el turismo rural comunitario, y en los años venideros podría representar una opción factible al sol y la playa.

En números globales, antes de la pandemia del 2020, alrededor de 900.000 turistas extranjeros visitaron la Región Chorotega, según datos del Instituto Costarricense de Turismo (2019). En promedio, cada turista gastó US$ 884.00 por estadía.